viernes, 5 de septiembre de 2014

TORNEM



El Valencia C.F y sus aficionados estamos de enhorabuena. Hemos ido viendo durante años como perdíamos aquellos jugadores que generaban algo de ilusión, nos hacían levantarnos de nuestros asientos de Mestalla o nuestros sofás, o arrancaban nuestros aplausos. Hemos atravesado un vía crucis que parecía interminable en el que hemos sufrido por ver cómo desangraban a nuestro Valencia en operaciones ruinosas, en fichajes que poco ilusionaban, capando nuestras aspiraciones a confeccionar una gran plantilla año tras año porque lo único seguro era que íbamos a pagar nuestros intereses generados por la monstruosa deuda con Bankia. 

Así, veíamos partir temporada tras temporada a jugadores como Villa, Silva, Mata, Albiol, Jordi Alba, Soldado… Nuestro presidente levantaba elogios entre un gran sector de la prensa deportiva valenciana a la vez que despertaba desesperación, malestar, descontento y en algunos casos incluso asco en la afición al ver cómo manoseaba un club y un sentimiento que no tenía como propio. Avergonzaba a nuestra masa social en cada reunión mantenida con otros equipos, con la LFP, con Tebas, etc. No imponía al Valencia C.F como lo que es, uno de los más grandes de España y el octavo en el ranking UEFA. 

Era como el novio que estaba acomodado, sabedor de que tenía todo atado y bien atado a base de favores y que las críticas de los medios nacionales nunca apuntarían contra su figura. Era ese novio que descuida a su pareja. No nos decía lo guapos que somos. No nos decía los grandes que somos. No nos decía que juntos seríamos invencibles. No tenía detalles con nosotros como acondicionar nuestra casa, hacernos descuentos, etc. No nos defendía de los continuos atropellos mediáticos y de la Liga. No hacía comunicados para defender nuestro escudo de cualquiera que intentara mancharlo. Él sabía que nuestro amor era incondicional y decidió no regarlo. Estaba más pendiente de cenar con gente importante, hacer negocios, asegurar el futuro económico de sus amigos y le importaba poco remodelar el club. Era como ese dictador al que no le interesaba que la gente estuviera formada por si un día se rebelaba y se volvia contra su figura.



Afortunadamente todo este tiempo ya ha pasado. Se cruzó un apuesto caballero en nuestro camino, prometió que nos iba a cuidar y proteger. Que lo iba a dejar todo por nosotros. Que seríamos su primer y último pensamiento del día. Y hasta la fecha así ha sido. En una primera temporada de resultados deportivos nefastos, la afición ha estado unida, ha recobrado ilusión y se ha acercado en mayor número al estadio. No había motivos deportivos para hacerlo, pero lo hemos hecho. El motivo es muy sencillo, sentíamos que era el inicio de algo grande. Sabemos que los inicios nunca son fáciles y decidimos una vez más estar al lado de nuestro Valencia C.F. En esa primera temporada se hizo una limpieza de vestuario importante, se confió en gente de la cantera que casi nos lleva a una final europea. De hecho nos sentimos en ella a falta de un minuto. Nos volvíamos a ir a casa orgullosos del escudo que lucíamos en nuestro pecho.

Esa unión se puso de nuevo a prueba en un eterno, tortuoso y putrefacto proceso de venta en la que nuestros exnovios hacían todo lo posible por volver a nuestras vidas, como si nosotros no supiéramos ya de que pie cojean y que nunca podrían hacernos felices. En los medios nacionales se criticaba a nuestro nuevo novio, se decía lo malo que era, lo interesado que era y se nos hablaba de las bondades del anterior. Se nos intentaba dividir para seguir estirando del juguete, seguir chupando de él y seguirlo manoseando sin importarles si acababan por romperlo. Pero esta vez se toparon con una afición unida, que sabía con quién estaba su felicidad y que estaba decidida a ser paciente y remar en la nueva dirección que habíamos encontrado, la que de verdad nos llevaba a la felicidad. Habíamos pasado de un presidente querido y valorado por la prensa pero repudiado por la afición, a un presidente querido y valorado por la afición y repudiado por la prensa. La afición del Valencia C.F, calificada en ocasiones como "minoría ruidosa", preferimos esta segunda situación. 



Todas estas trabas han supuesto perder operaciones de mercado en este periodo de fichajes. No nos han dejado confeccionar la plantilla deseada. Sin embargo, hemos conseguido poner las primeras piedras para ese proyecto de futuro que nos hará volver al lugar que nos corresponde. Hemos sentado las bases de nuestros futuros éxitos. Tenemos una dirección deportiva que trabaja y conoce el mercado. Tenemos un presidente que nos hace estar orgullosos de nuestro sentimiento. Tenemos una plantilla y un entrenador que no serán los mejores, pero que nos hacen verles como si lo fueran cuando dicen que son una familia. Tenemos un hombre de Singapur que ha mostrado más cariño por el Valencia C.F y más predisposición a devolvernos nuestra grandeza que muchos valencianos. Hemos pasado de vender jugadores por 30 millones de euros a comprarlos. Eso nos hace estar orgullosos. Eso nos hace estar esperanzados con el futuro.  Eso nos hace estar unidos. Eso nos hace tener la seguridad de que, aunque sea un proyecto en ciernes y que necesita de tiempo, ¡TORNEM!